A finales de 2024, mientras el mundo bailaba al ritmo contagioso de Coqueta, un tema que cruzó fronteras en pleno diciembre, el cantante “Heredero” sorprendía en entrevistas internacionales con una confesión que conmovió a muchos: había nacido en Macaravita, un pequeño municipio anclado en el corazón de Santander, Colombia. Con humildad y orgullo, el artista compartía sus raíces campesinas, reivindicando la carranga como un ritmo universal, nacido en tierras bayonenses gracias al legado del maestro Jorge Velosa.
Hoy, ese mismo municipio rinde homenaje a su hijo ilustre con un mural titulado Heredero en el Balcón de las Estrellas, una obra colectiva liderada por artistas con sello UIS. La iniciativa fue impulsada por el profesor Hender Moreno, de la Sede UIS Málaga, junto a los estudiantes Jaime Manrique (Derecho) y Julián Quintero (Ingeniería Forestal), y la artista plástica regional Kether Castillo.
Durante tres días, el equipo dio vida a una pintura que no solo retrata al artista y su inseparable tiple, sino que lo sitúa bajo un cielo estrellado que evoca la constelación de Libra, su signo zodiacal, enmarcado por la imponente vista al Nevado del Cocuy. El mural se ubica a una cuadra del parque principal, en la tienda turística “Brisas del Nevado”.
“Es un reconocimiento a un artista que, con su tiple y su esencia, ha logrado llevar la música de la tierra a lo más alto, compitiendo con los sonidos comerciales y demostrando que nuestras raíces también suenan fuerte”, expresó el maestro Moreno.
Para Julián Quintero, el mural es más que una obra visual: “El arte deja huella, cuenta historias y recoge los relatos que nos compartía la comunidad mientras pintábamos. Es una semilla para que los demás jóvenes crean que los sueños se pueden lograr”.
La comunidad también fue protagonista. Luis Alejandro Toscano Arismendi, dueño de la vivienda donde se pintó el mural, celebró la iniciativa: “Heredero es un paisano que lleva con orgullo el nombre de Macaravita. Esperamos que este mural inspire a más jóvenes a ver en el arte una forma de expresión y de identidad”.
Este homenaje no solo exalta el talento artístico de la comunidad UIS, sino que reafirma el poder de la música campesina como símbolo de identidad, memoria y transformación social. Porque cuando la carranga se internacionaliza, también lo hace el alma de una tierra que canta con orgullo.