El Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) reveló que Bucaramanga se ubicó como la segunda ciudad con mayor inflación anual en septiembre de 2025, con un índice del 5,74%, superando el promedio nacional del 5,18%. Este dato la posiciona junto a Pereira (6,09%) y Armenia (5,63%) como las más afectadas por el alza sostenida en el costo de vida.
¿Qué implica este dato para el ciudadano de a pie?
Para las familias bumanguesas, este indicador se traduce en una presión directa sobre el presupuesto doméstico. El aumento sostenido de precios encarece productos básicos como alimentos, servicios públicos, educación y salud, obligando a muchos hogares a priorizar gastos o reducir consumos esenciales. El impacto es más severo en sectores populares, donde el ingreso no se ajusta con la misma rapidez que los precios.
¿Qué factores explican esta inflación?
Según el DANE, los principales motores del incremento fueron:
• Restaurantes y hoteles: con una variación anual del 7,47%, impulsada por el aumento en comidas servidas y bebidas calientes.
• Educación: subió 7,29%, especialmente en niveles preescolar, primaria y secundaria.
• Alimentos y bebidas no alcohólicas: crecieron 6,21%, con alzas destacadas en productos como el tomate (41%) y la carne de res.
• Salud y tabaco: también registraron incrementos superiores al 5%.
A nivel estructural, el Banco de la República advierte que la inflación se mantiene “estancada” por factores como la debilidad en la oferta energética y la incertidumbre sobre el comportamiento de los precios regulados.
¿Y ahora qué?
La persistencia de la inflación por encima de la meta oficial del 3% ha llevado al Banco de la República a mantener la tasa de interés en 9,25%, lo que encarece el crédito y limita el consumo. Para Bucaramanga, este panorama exige medidas locales que alivien el impacto en los sectores más vulnerables, desde subsidios focalizados hasta vigilancia de precios en mercados populares.