Este domingo, Colombia destina más de 40 mil millones de pesos a las elecciones de los Consejos Municipales y Locales de Juventud. Una cifra que, sin participación activa, se convierte en gasto; pero con movilización, puede traducirse en inversión. Por eso, el llamado urgente es para alcaldes, medios locales y líderes comunitarios: no basta con instalar urnas, hay que encender el entusiasmo.
En Santander, más de 1.800 jóvenes se postularon como candidatos. Muchos lo hicieron desde procesos independientes, con la esperanza de que esta vez sí se escuche su voz. Pero si los jóvenes no votan, los elegidos serán los mismos de siempre, y la frustración se repetirá: “se hacen elegir y no hacen nada”.
¿Es cierto que no hacen nada? No del todo. En municipios como Medellín, Pasto y Barranquilla, algunos Consejos de Juventud lograron incidir en presupuestos participativos, crear mesas de salud mental y exigir cupos universitarios. Pero también es cierto que la mayoría de los consejeros electos no recibieron formación, acompañamiento ni canales reales de interlocución. Muchos terminaron renunciando o siendo ignorados por sus alcaldías.
Por eso, esta elección no puede ser solo una foto para redes. Los alcaldes deben garantizar que los nuevos consejeros tengan voz en los planes de desarrollo, cupo en los consejos de gobierno y presupuesto para ejecutar propuestas. Y los medios locales deben hacer algo más que cubrir la jornada: deben amplificar las historias de los candidatos, explicar qué se elige y por qué importa.
Si los jóvenes quieren que el Estado los tenga en cuenta, esta es su oportunidad. Pero si los adultos no les tienden la mano, el desencanto será más profundo. La democracia juvenil no se decreta, se construye con confianza, pedagogía y voluntad política.
Que esta millonada no se desperdicie. Que esta jornada sea el inicio de una nueva conversación entre generaciones. Que los votos de este domingo se traduzcan en oportunidades, no en papel mojado.








