Con una sonrisa serena y un bocadillo veleño en la mano, Darwin Vargas cruzó este 30 de octubre las puertas de la Asamblea de Santander. A sus 22 años, este estudiante de séptimo semestre de Economía en la Universidad Industrial de Santander (UIS) se convirtió en el diputado más joven del país, marcando un hito en la historia política regional y nacional.
Oriundo del municipio de Bolívar, Santander, Darwin representa a una generación que no espera a “tener poder” para servir, sino que entiende el servicio como el verdadero motor del cambio. Su llegada a la Asamblea fue posible tras una decisión judicial que anuló la elección de Giovanni Leal por inhabilidad, permitiendo que Vargas, segundo en la lista de la Alianza Verde con más de 4.600 votos, asumiera la curul.
De líder estudiantil a legislador departamental
Graduado del colegio Nuestra Señora del Pilar de Bucaramanga, Darwin fue personero estudiantil y desde entonces ha cultivado una vocación pública basada en la escucha, la coherencia y el compromiso. “Desde tercer semestre decidí lanzarme como candidato. Quería demostrar que la política puede hacerse de forma cercana, transparente y coherente”, afirma con convicción.
Hoy, combina su formación académica con la responsabilidad legislativa, convencido de que los debates en clase pueden convertirse en propuestas reales desde el poder público. Su agenda prioriza la educación, el empleo juvenil, la protección ambiental y el fortalecimiento cultural: pilares para construir un Santander más justo y sostenible.
La democracia como semillero de transformación
La historia de Darwin Vargas es también la historia de una democracia que, pese a sus desafíos, sigue abriendo espacios para que nuevas voces lleguen a los escenarios de decisión. Su presencia en la Asamblea reconfigura el mapa político y envía un mensaje claro: la juventud no solo tiene ideas, tiene votos, tiene propuestas, tiene legitimidad.
“Los jóvenes de la UIS tenemos todo para ser protagonistas del cambio que nuestro país necesita”, dice Darwin, quien se inspira en figuras como Antanas Mockus y Carlos Gaviria, y resume su misión en tres palabras: formación, compromiso y transformación.
Un llamado a replicar el ejemplo
Desde la UIS, el rector Hernán Porras Díaz le entregó un mensaje de reconocimiento, instándolo a asumir con responsabilidad esta representación histórica. Y desde Bucaramanga, su historia convoca a alcaldes, universidades y líderes comunitarios a abrir más espacios para que las juventudes participen, propongan y transformen.
Porque cuando la democracia se vive desde las aulas, los territorios y la ética, la política deja de ser ajena y se convierte en herramienta de esperanza.








