Puerto Parra, Santander — En respuesta a los hechos ocurridos el pasado 14 de octubre en el corregimiento de Las Montoyas, donde la presencia de un grupo armado organizado del ELN generó intimidación y desplazamiento forzado de la comunidad, la Gobernación de Santander anunció una serie de medidas contundentes para reforzar la seguridad en el territorio.
Durante un Consejo de Seguridad Extraordinario realizado en Puerto Parra, el secretario del Interior, MG. (r) Óscar Hernández Durán, informó sobre los compromisos institucionales asumidos para contrarrestar el accionar de grupos ilegales. Entre ellos se destaca la intervención ampliada de la Quinta Brigada del Ejército Nacional, junto con los comandos de Policía de Magdalena Medio y Santander, que incrementarán sus unidades y profundizarán el control territorial.
Además, se activó una línea de investigación especializada por parte de la Fiscalía y el CTI, enfocada en desarticular esta estructura delictiva, junto con el fortalecimiento de las capacidades de inteligencia en la región.
Como parte de la estrategia de “Acción Unificada” impulsada desde el inicio del gobierno por el MG. (r) Juvenal Díaz Mateus, la Gobernación anunció una recompensa de hasta $50 millones para quienes suministren información que permita la captura de cabecillas del ELN o la desarticulación de sus redes criminales.
“El compromiso es claro: blindar el departamento y garantizar que estos grupos no vuelvan a delinquir en Santander. La articulación entre autoridades civiles, militares, policiales y judiciales es nuestra mayor fortaleza”, afirmó el secretario Hernández Durán.
La intimidación y el desplazamiento forzado en Las Montoyas no son hechos aislados: son llamados urgentes a la acción coordinada. Desde la Gobernación de Santander, se reafirma el compromiso de blindar el territorio y proteger a las comunidades más vulnerables. Hoy, más que nunca, se necesita que cada alcalde, cada líder local y cada ciudadano se sume a esta estrategia unificada. La seguridad no es solo deber del Estado: es una construcción colectiva que exige presencia, escucha y decisión.
Que esta recompensa no sea solo un incentivo, sino un símbolo de que Santander no se rinde ante el miedo. Que cada rincón del departamento sienta el respaldo institucional y la fuerza de una ciudadanía que no calla, que denuncia, que protege.