Por estos días, Bucaramanga y su área metropolitana se convierten en escenario de una celebración que va más allá de las exposiciones: la 15ª edición de Salas Abiertas y la 11ª de Visitarte no solo activan el circuito artístico de la región, sino que reafirman una convicción profunda: el arte es un derecho, un puente y una forma de reparación.
El lanzamiento oficial, realizado el 2 de septiembre en el Teatro Santander, fue más que una presentación de programación. Fue una declaración de voluntad colectiva. Más de 25 instituciones se han articulado para hacer posible esta fiesta cultural que, del 4 al 18 de septiembre, reunirá a 40 artistas y colectivos en nueve circuitos geográficos, con actividades que van desde charlas y visitas guiadas hasta recorridos patrimoniales y encuentros en parques públicos.
En tiempos donde la fragmentación amenaza el tejido social, iniciativas como estas nos recuerdan que la cultura es territorio compartido. Que el arte no está reservado para élites ni vitrinas silenciosas, sino que vive en las calles, en las voces jóvenes, en las memorias que aún buscan justicia, en los gestos cotidianos de quienes crean, enseñan y resisten.
Visitarte, por ejemplo, se enfoca en el público juvenil, sembrando desde temprana edad el vínculo con el patrimonio y la creación. Salas Abiertas, por su parte, visibiliza tanto a artistas emergentes como consolidados, y activa espacios autogestionados que muchas veces operan en los márgenes, pero que sostienen el pulso cultural de nuestras ciudades.
La presencia de Sebastián Gómez Vargas como invitado especial en el lanzamiento, con su charla “De la orilla al centro del regreso: Inmersiones en comunidad”, fue un gesto simbólico y necesario. Porque el arte, cuando se hace desde la orilla, desde la comunidad, desde el dolor y la esperanza, tiene el poder de reconfigurar el centro.
Desde la Cámara de Comercio de Bucaramanga, el Instituto Municipal de Cultura y Turismo, las universidades, los museos, las casas culturales y los colectivos independientes, se ha tejido una red que no solo programa actividades: construye ciudadanía cultural. Y eso, en una región como Santander, es motivo de orgullo.
Esta nota editorial celebra no solo el evento, sino el espíritu que lo sostiene. Porque cuando el arte se abre, cuando la cultura se comparte, cuando el patrimonio se recorre con los pies y con la memoria, entonces sí podemos decir que estamos construyendo un territorio más justo, más sensible, más nuestro.
Que esta edición de Salas Abiertas y Visitarte sea, como tantas otras, una invitación a mirar, a escuchar, a sentir. Y sobre todo, a participar.
