En el último capítulo de «Política para Desesperados», tuvimos el lujo de escuchar a Juan Carlos Cárdenas Rey, el exalcalde de Bucaramanga, en una entrevista en Última Noticias de Radio Melodía. Un espectáculo digno de un drama de opereta política, donde el exalcalde parece haber recargado su repertorio de excusas con un nuevo ingrediente: el cinismo.
Cárdenas Rey, conocido por subir al poder a lomos del exalcalde condenado por corrupción Rodolfo Hernández (una estrategia electoral tan innovadora como el uso de una piedra para encender fuego), ahora nos deleita con un nuevo truco: lanzar dardos al actual alcalde de Bucaramanga, Jaime Andrés Beltrán Martínez.
Es fascinante cómo Juan Carlos puede ser tan astuto al señalar las deficiencias que dejó y culpar de estas a Jaime Andrés, mientras él mismo nos entregó una ciudad en ruinas, con más obras inconclusas que promesas de campaña.
Viene a Bucaramanga una vez al mes desde Bogotá, como el turista que regresa a su ciudad natal con más curiosidad que conocimiento, como la hecho toda su vida. Parece que Cárdenas tiene la habilidad única de desconocer los problemas de la ciudad en la que supuestamente gobernó durante cuatro (4) años.
¡Qué habilidad! Como alcalde, no conocía los barrios, veredas y ahora dicta catedra de salvador de una ciudad que dejó hecha un desastre.
“Los pájaros tirándole a las escopetas”, Cárdenas ahora acusa a Beltrán de cobrar coimas y retrasar las obras inconclusas que él dejó, un acto de hipocresía tan sutil como un elefante en una cristalería. Es como si el exalcalde hubiera olvidado sus propias contribuciones al caos administrativo y que hoy repercuten en la ‘ciudad de los parques’.
Ese mismo caos que hoy Diego Lozada, concejal de oposición del gobierno de Beltrán Martínez, cuestiona vehementemente a Cárdenas Rey y no ha dudado en recordar: “Esto es lo más cínico que he escuchado. Las cerca de 162 obras que dejaron a medias en Bucaramanga, son el manual de lo que no se debe hacer en la Contratación Pública. Un afán por hacer procesos contractuales sin solución de obras. Ejemplo claro las obras de los colegios INEM, Santander y Tecnológico”.
Lo más destacable de esta comedia política es la habilidad de Juan Carlos para adoptar el cinismo como su principal herramienta de su nueva campaña política. Después de todo, no hay nada como ser el único en el escenario que se cree el héroe mientras todos los demás saben que no lo es. Y así, con el mismo populismo heredado de su antiguo socio, Cárdenas Rey, se prepara para la campaña al Senado, un verdadero espectáculo donde el guion se escribe solo y el final aún está por definirse.
En resumen, Juan Carlos Cárdenas Rey ha elevado el arte de la desvergüenza a nuevas alturas. Ojalá que la justicia no se quede atrás en esta carrera y, que el próximo acto de esta tragicomedia política nos ofrezca un desenlace más digno y no termine privado de la libertad como su mentor.