Floridablanca no solo está viviendo una fiesta deportiva. Está dando una lección de humanidad. Desde hace una semana, más de 2.000 adultos mayores participan en las Olimpiadas del Adulto Mayor 2025, un evento que no solo promueve el bienestar físico, sino que se convierte en un refugio emocional para quienes, en su cotidianidad, enfrentan el abandono, la soledad y el irrespeto.
Con un mensaje cargado de afecto y reconocimiento, el alcalde José Fernando Sánchez Carvajal inauguró oficialmente las justas, organizadas por el Instituto para la Recreación y el Deporte de Floridablanca (Ideflorida). “Cada uno de ustedes son campeones de la vida”, expresó el mandatario, en un acto que fue más que protocolario: fue un abrazo colectivo a quienes han sido invisibilizados por años.
Las competencias se desarrollan en 14 disciplinas, pero lo que realmente se celebra es la vida. Muchos de los participantes provienen de zonas vulnerables, donde el esparcimiento es un lujo y la compañía, una excepción. Algunos viven solos, otros con hijos que no los visitan, y muchos comparten techo con sus familias, pero enfrentan el desprecio de nietos que los silencian, los burlan o simplemente los ignoran.
En este contexto, las Olimpiadas no son un evento populista, como algunos críticos insisten en señalar. Son una respuesta institucional a una crisis silenciosa: la salud mental de los adultos mayores. Son un espacio donde se les permite hablar, reír, competir, y sobre todo, sentirse parte de algo.
El desfile inaugural fue una muestra de creatividad y trabajo en equipo. Delegaciones como “Canitas al Parque” y “Dejando Huellas” brillaron con entusiasmo. Rafael Enrique Higuera, padrino del primero, agradeció el reconocimiento recibido, mientras Elvidia Jiménez Pinzón celebró con orgullo su distinción como mejor heraldo.
Además, Ideflorida entregará uniformes a todos los participantes, reafirmando el compromiso del gobierno local con la dignificación de esta población. Porque cuando se apuesta por el adulto mayor, no se está haciendo política. Se está haciendo justicia.
Floridablanca demuestra que el deporte puede ser más que competencia: puede ser consuelo, puede ser comunidad, puede ser esperanza.

 
  
 





 
 

