Cartagena no solo fue el telón de fondo del 10º Congreso Empresarial Colombiano. Fue también el espejo donde se reflejaron las tensiones, los sueños y las urgencias de un país que busca reencontrarse consigo mismo. Más de 3.000 voces se reunieron en este foro de la ANDI, considerado el más influyente del sector empresarial, para pensar a Colombia desde sus fracturas y sus posibilidades. Entre ellas, la del director ejecutivo de Prosantander, Juan Pablo Remolina, quien dejó resonando tres palabras que bien podrían ser brújula: estabilización, prospección y acción.
La primera, estabilización, se pronunció con la gravedad de quien sabe que el suelo tiembla bajo los pies. Bruce Mac Master, presidente de la ANDI, lo dijo sin rodeos: se cierran hospitales, se restringen servicios de salud, la informalidad alcanza el 55% y el gasto público se dispara sin freno. Las tarifas de electricidad y gas suben, los proyectos energéticos se estancan, y las relaciones internacionales se tensan. El país parece caminar sobre una cuerda floja, sin red de seguridad.
Pero no todo fue diagnóstico. También hubo mirada larga. Prospección, la segunda palabra, nos invita a imaginar lo que aún no existe. Colombia tiene potencial en cobre, ese mineral que podría convertirnos en protagonistas de la transición energética. El fracking, si se aborda con rigor y diálogo, podría devolvernos soberanía energética.
Hay oportunidades en el turismo, la agroindustria, la infraestructura digital. Pero para que florezcan, se necesita algo más que cifras: se necesita decencia, unión y visión compartida.
La tercera palabra, acción, fue quizás la más urgente. Porque como dijo el senador estadounidense Bernie Moreno, “si Colombia fuera una acción, yo la compraría”. Y esa frase, entre provocadora y esperanzadora, se convirtió en mantra. No basta con preocuparse, hay que ocuparse. Desde las regiones, hay señales de que sí se puede: el metro de Bogotá, el tren de cercanías en Cali, la tercera línea del metro en Medellín, el transporte acuático en Cartagena. También hubo colegaje entre alcaldes, y defensa institucional por parte del Procurador, el Registrador y los presidentes de las altas cortes.
Juan Pablo Remolina no habló solo como empresario. Habló como ciudadano que cree en el país, que lo sueña incluyente, sostenible y próspero. Y en su voz, se colaron las de muchos que, desde Santander y desde cada rincón de Colombia, siguen apostando por construir futuro en medio de la incertidumbre.
Porque al final, estabilizar no es solo equilibrar cifras. Es recuperar la confianza. Prospectar no es solo planear. Es imaginar con valentía. Y actuar no es solo ejecutar. Es comprometerse con el país que queremos dejarle a quienes vienen detrás.








