La carrera 27 se transformó en un corredor de memoria, color y tradición durante el esperado desfile de carrozas “Picos de Oro”, evento central de la Feria Bonita que este año celebró 22 años de historia. Más de 50 mil personas —niños, jóvenes, adultos y adultos mayores— se congregaron para vivir una jornada que exaltó el patrimonio cultural de Santander y dejó una huella positiva en la economía local.
Cultura viva: mitos, leyendas y talento artesanal
El desfile contó con 10 carrozas temáticas, siete de ellas dedicadas a las provincias santandereanas y tres con motivos festivos. Las obras, inspiradas en mitos como el de la laguna de Ortices, fueron diseñadas por más de 50 maestros artesanos locales, nacionales e internacionales, quienes con sus manos tejieron narrativas visuales que dialogan con la identidad regional.
En la Calle del Festival, el corazón artístico del evento, se presentaron 26 agrupaciones con más de 300 artistas en escena. Hubo música en vivo, danza tradicional, comparsas y reinas que regresaron a las carrozas con propuestas escénicas renovadas. El desfile también incluyó innovaciones técnicas como figuras móviles, sonido propio y diseños al estilo Disney, que hicieron casi imperceptible el vehículo que las transportaba.
Entre los momentos más emotivos del desfile “Picos de Oro” destacó la presencia vibrante de los grupos folclóricos de la Provincia de Vélez, quienes con sus trajes típicos, danzas y música tradicional evocaron la riqueza festiva de una región que ha sido cuna de expresiones culturales de alto impacto para Santander. Sus comparsas, llenas de color y simbolismo, recordaron las fiestas patronales, los ritmos autóctonos y la idiosincrasia que aún palpita en cada rincón veleño. Por su parte, la Provincia de García Rovira hizo una evocación poderosa del Carnaval de Pericles, anunciando que en los primeros días de 2026 volverán a celebrar esta fiesta de renombre, que no solo enaltece la creatividad popular, sino que se enmarca en un corredor natural de páramos que conecta los límites de Santa Bárbara con Silos (Norte de Santander), y se extiende hasta Macaravita, en frontera con Boyacá. Este cinturón de vida y biodiversidad, compartido por municipios como Guaca, San Andrés, Cerrito, Concepción, Carcasí y San Miguel, fue representado con orgullo y conciencia territorial, recordando que la cultura también es paisaje, memoria y resistencia.
Ciudadanía ejemplar y logística impecable
La jornada se destacó por su puntualidad, orden y comportamiento ciudadano ejemplar. Desde las 2:00 p.m. hasta las 8:00 p.m., el recorrido —que inició en el Parque de los Niños y culminó en la calle 56— se desarrolló sin contratiempos, gracias a una articulación efectiva entre artistas, autoridades y ciudadanía.
La Alcaldía de Bucaramanga recibió reconocimiento por su papel en la organización y promoción del evento. La instalación de vallas de seguridad, puestos de atención y primeros auxilios, así como el cierre estratégico de vías, permitió una experiencia segura y accesible para todos los asistentes.
Impacto económico: arte que dinamiza sectores
El desfile generó un impacto económico positivo en sectores como el comercio, la gastronomía, el transporte y el turismo. Hoteles reportaron alta ocupación, restaurantes ampliaron horarios y emprendedores locales aprovecharon la afluencia masiva para ofrecer productos culturales y gastronómicos.
Además, el evento promovió el turismo regional, al visibilizar las riquezas naturales y culturales de las provincias santandereanas. Cada carroza fue una invitación a recorrer el territorio, a través de leyendas, paisajes y personajes que conectan con la memoria colectiva.