El Campeonato Mundial Sub-20 de la FIFA, celebrado en Chile entre el 27 de septiembre y el 19 de octubre de 2025, concluyó con la coronación de Marruecos como campeón por primera vez en su historia. El equipo africano venció 2-0 a Argentina en la final disputada en el Estadio Nacional de Santiago, con un doblete de Yassir Zabiri.
La selección Colombia logró un destacado tercer lugar tras vencer 1-0 a Francia en el partido por el tercer puesto, consolidando su mejor actuación en la categoría desde 2003. Bajo la dirección técnica de César Torres, el equipo mostró solidez táctica, carácter competitivo y una generación de talentos que ilusiona de cara al futuro.
Figuras colombianas que podrían proyectarse a la selección de mayores
Varios jugadores colombianos brillaron en el torneo y recibieron reconocimientos individuales, perfilándose como posibles refuerzos para la selección absoluta:
• Néiser Villarreal: Delantero letal, terminó como uno de los máximos goleadores del torneo con 5 anotaciones. Su capacidad de definición y movilidad lo convierten en una opción seria para el recambio ofensivo de Colombia.
• Juan David Patiño: Centrocampista con gran visión de juego y liderazgo. Fue clave en la transición defensa-ataque y podría aportar equilibrio en la zona media de la selección mayor.
• Santiago Arias Jr.: Lateral derecho con gran proyección ofensiva y disciplina táctica. Su rendimiento constante lo posiciona como heredero natural en una zona que ha sido históricamente fuerte para Colombia.
• Kevin Micolta: Guardameta que, aunque no recibió el premio al mejor portero (otorgado al argentino Santino Barbi), fue fundamental en la campaña colombiana, destacándose por sus reflejos y seguridad bajo los tres palos.
Análisis y proyección
La actuación de Colombia en Chile 2025 no solo representa un logro deportivo, sino también una oportunidad para fortalecer el proceso de renovación en la selección de mayores. La cohesión grupal, el carácter competitivo y la madurez táctica mostrada por estos jóvenes son señales alentadoras para el futuro del fútbol colombiano.
Además, el tercer lugar obtenido y los reconocimientos individuales refuerzan la necesidad de integrar progresivamente a estas figuras en microciclos y amistosos internacionales, para evaluar su adaptación al ritmo de la élite y fomentar un relevo generacional planificado.