Por: Daniel Quintero Duarte
Por la sangre de Robinson Aguilar Oviedo lo que corre es amor por el campo. Su familia, tras de cinco generaciones, ha vivido y labrado la tierra en la finca Los Arrayanes de la vereda Los Santos parte alta, Corregimiento 2 de Bucaramanga.
Hoy, a sus 36 años, él es un digno representante de esta estirpe campesina que trabaja de sol a sol para producir los mejores productos agrícolas que terminan garantizando la seguridad alimentaria de los bumangueses.
La calidad de este campesino y la de su familia (esposa e hijo) mejoró notoriamente desde hace poco más de un año cuando logró vincularse a la política pública de la Administración Municipal de los Mercadillos Campesinos.
Fue ubicado en Parque de los Sueños, de la Ciudadela Real de Minas, donde encontró la vitrina perfecta para mostrar sus productos agropecuarios, sin ningún tipo de intermediarios que se quedaran con gran parte de las ganancias. Robinson, y los demás productores de los cuatro Mercadillos, negocian directamente con los consumidores.
“Nosotros pertenecemos a los Mercadillos gracias a las gestiones de la Umata y Secretaría de Desarrollo con los líderes, hicieron llamados y reuniones, miraron mi finca y salí favorecido después de un cierto tiempo. Para nosotros es muy bueno porque hemos tenido venta directa al público”, relató Aguilar Oviedo.
Domingo a domingo, semana tras semana, este hombre empezó a llevar sus mejores cítricos, frutas, verduras, legumbres, tubérculos, huevos, entre otros productos, para abastecer las necesidades alimentarias de los habitantes de la Comuna 7 y sus alrededores.
“Nos levantábamos todos los domingos a las 2:00 a.m., le damos gracias al creador y salíamos a llevar nuestros artículos al Mercadillo. Felizmente se vendía todo gracias a Dios”, agregó.
El 2020 arrancó con nuevo gobierno municipal, pero cuando todo marchaba ‘sobre ruedas’, a mediados de marzo pasado, llegó la pandemia por el Covid-19, obligando a la Administración a cerrar temporalmente estos espacios de comercio entre el campo – ciudad.
“Lastimosamente con la pandemia se nos cerró, debido a las circunstancias actuales nacionales y mundiales, y eso nos afectó porque nosotros teníamos una producción ya establecida para ese Mercadillo”, dijo el labriego.
Sin embargo, pese a esta emergencia, a Robinson no se le cerraron todas puertas. Gracias a su espíritu de servicio y como un reconocimiento de su trabajo, más de un cliente lo empezó a contactar para que en época de aislamiento siguiera llevándoles el mercado hasta la puerta de sus casas.
“Los clientes que uno hizo en el Mercadillo lo llamaban a uno durante la cuarentena para que les llevara el mercado hasta la casa… Ahí encontraba la forma de hacerles llegar el pedido”, indicó Robinson, de 36 años.
Durante la cuarentena obligatoria la tierra no desamparó ni un solo día a la familia Aguilar. El trabajo jamás paró, porque la demanda de alimentos en la ciudad seguía activa.
“Nos menguó fue la venta, pero en el trabajo sí seguimos trabajando, porque digamos nuestro bien es producir, ese ese nuestro objetivo como campesinos aquí en Santander. Uno va aprovechando cada centímetro de tierra, pero la idea tampoco es hacer daño al ambiente, sino que se produzca comida sanamente posible, y tener como nuestro sustento, porque gracias a esto la pandemia no nos pegó como tan duro”, precisó el agricultor.
Robinson, al igual que los 260 productores de los tres corregimientos de la capital santandereana que antes de la emergencia sanitaria venían participando de los Mercadillos (ubicados en el Parque San Pío, Parque de los Niños, Neomundo y Parque de los Sueños), anhelaban volver a tener su vitrina para comercializar sus productos a los citadinos.
La Alcaldía de Bucaramanga, adelantó todos las gestiones y estudios previos para iniciar con una prueba piloto de una reapertura de estos espacios, bajo todos los protocolos de bioseguridad aprobados por la Secretaría de Salud Municipal.
Esta actividad, que se realizó el pasado 11 de julio en el Parque de los Sueños, fue catalogada como un éxito por compradores, productores y autoridades. Se garantizó el distanciamiento físico, no hubo aglomeraciones y todos los asistentes acataron las medidas establecidas.
Allí estuvo presente Robinson, quien pese a tener un tapabocas que ocultaba su sonrisa, el tono de su voz y sus gestos daban muestra de la alegría que sentía al estar de vuelta en el Mercadillo, su segunda casa.
“Todo estuvo muy bueno, logramos vender todo y llevarnos unos pesitos. A muchos de nuestros compañeros les había tocado duro con la cuarentena. Les damos gracias a la Alcaldía por dejarnos reactivar de una forma segura y a las personas por apoyarnos”, concluyó el productor local, quien invitó a los bumangueses a apoyarlos en las próximas jornadas de Mercadillos que serán establecidas por la Alcaldía.