El reciente suceso que involucra a Sebastián López Gil, un joven de 23 años que presentó una mordedura de serpiente mientras realizaba labores de guadaña en una finca ubicada en Cimitarra, Santander, acentúa la urgencia de la atención especializada en accidentes ofídicos. De acuerdo con cifras recopiladas por el Instituto Nacional de Salud (INS), este departamento se encuentra entre los primeros ocho a nivel nacional con mayor incidencia de estos eventos, lo que destaca la importancia crucial de brindar cuidados médicos oportunos en esta región.
En el Hospital Internacional de Colombia (HIC), la Dra. Diana Marcela Pava Garzón, especialista en toxicología, ha subrayado la gravedad de estos incidentes, catalogados como desatendidos por la Organización Mundial de la Salud (OMS). La atención especializada brindada en el HIC ha demostrado ser esencial para preservar vidas, dado que las mordeduras de serpientes venenosas pueden conllevar consecuencias potencialmente mortales.
Es relevante señalar que a nivel global se estima que se producen anualmente más de cinco millones de casos, de los cuales alrededor de la mitad desencadenan en envenenamiento. De acuerdo con el informe del INS, se calcula que entre 80,000 y 140,000 muertes están asociadas a estos eventos, y esta cifra podría triplicarse si se consideran las amputaciones y otras complicaciones clínicas que resultan en discapacidad. Estos incidentes se concentran principalmente en regiones de Asia, África y Latinoamérica.
En lo que respecta a Colombia, se evidencia un notable aumento en los casos reportados de accidentes ofídicos, con un promedio de 113 casos por semana. Específicamente en Santander, la región se enfrenta a un desafío considerable en este aspecto.
La Dra. Pava subraya las serias complicaciones que podrían surgir si no se brinda atención inmediata a los casos de mordeduras de serpientes. Enumera las posibles consecuencias, entre las que se incluyen “infecciones, anemia y el riesgo de pérdida de la extremidad por amputaciones, generando una significativa carga laboral y económica. Estos riesgos son especialmente notorios dado que la mayoría de las mordeduras ocurren en extremidades como los miembros superiores o inferiores, lo que puede tener un impacto significativo en la funcionalidad y en el trabajo de las personas”. La especialista resalta la urgencia de una evaluación pronta para recibir el tratamiento adecuado, que incluye una valoración integral y el empleo del suero antiofídico en los casos de envenenamiento.