Una medalla en filigrana de Nuestra Señora de la Virgen Milagrosa, elaborada especialmente por el órfebre de Mompox Eligio Rojas Quintana, y una fotografía que capta al Papa Francisco en actitud reverencial, a pocos pasos de un óleo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, durante su visita a Bogotá, fueron los obsequios que brindó la Primera Dama al Papa Francisco durante el reciente encuentro que sostuvieron en Roma.
La joya estuvo acompañada de una petición particular para el Sumo Pontífice, de elevar sus oraciones a Dios para que la paz se pueda consolidar en nuestro país y ponga fin a décadas de inequidades e injusticias en el territorio colombiano.
Esta misma imagen fue entregada por la señora Alcocer a los invitados especiales en la posesión del Presidente Gustavo Petro, el 7 de agosto del 2022.
La Primera Dama también ofreció al Papa Francisco un ejercicio fotográfico de más de 27 años, del fotógrafo Mauricio Vélez, en la que plasma los efectos del conflicto armado en Colombia, con un anhelo de esperanza a la reconciliación y que hace parte de la selección publicada en el libro ‘Colombia, más allá de la memoria’.
La foto muestra al Papa Francisco en actitud reverencial, a unos pocos pasos de un óleo de Nuestra Señora del Rosario de Chiquinquirá, durante su visita a Colombia. Es una instantánea excepcional, captada en septiembre del 2017, en la que se percibe el silencio que reinó en el recinto religioso mientras el Sumo Pontífice expresaba su devoción.
El momento fue captado en la Catedral Primada de Bogotá frente al cuadro de la Virgen de Chiquinquirá, patrona del país, y que se trasladó especialmente de este municipio boyacense para que el Santo Padre pudiera elevar una oración en su presencia. El Papa Francisco, al ver la imagen, respondió: “Cuánto tiempo ha pasado y cuántas ganas de volver”.
Vélez fue testigo excepcional del traslado del óleo de la Virgen de Chiquinquirá a Bogotá, para que el máximo jerarca de la Iglesia Católica la pudiera admirar durante su visita a nuestro país.
De hecho, el Papa, conocido por su enorme devoción mariana, escribió en el libro de honor de la Catedral Primada de Bogotá, luego de este significativo episodio para los católicos: “Que la Virgen María Inmaculada no deje de guiar y cuidar a sus hijos colombianos y que los mire con sus ojos misericordiosos”.
De la misma manera, su Santidad regaló a la Primera Dama Verónica Alcocer un azulejo en cerámica, pintado a mano y esmaltado al fuego, con la imagen craquelada de la Cúpula de San Pedro, la Capilla Sixtina y la estatua de San Pedro bendiciendo la Encíclica y un rosario.