Más de 70 familias en Santander, Caquetá, Huila, Putumayo, La Guajira, Antioquia y Meta han recibido cocinas ecoeficientes que reemplazan los fogones de leña, gracias a una alianza entre el Ejército Nacional y la empresa privada. La iniciativa se enfoca en territorios históricamente golpeados por la sospecha de minas antipersonal.
Durante más de dos décadas, cientos de familias rurales cocinaron sobre fogones de leña, expuestas al humo tóxico y al deterioro ambiental. Hoy, gracias a una alianza entre el programa de desminado humanitario del Ejército Nacional y una empresa privada comprometida con la responsabilidad social, 71 estufas ecoeficientes han sido construidas en zonas vulnerables, como símbolo de reparación y dignificación.
Cocinas que sanan territorio
El proyecto comenzó con un piloto en Chaparral, Tolima, donde tres familias fueron beneficiadas. Hoy, el sargento viceprimero Javier Aguilar, suboficial de acción integral de la Brigada de Desminado Humanitario, lidera la construcción de cocinas en todo el país. “La meta anual es superar las 80 estufas. Ya llevamos 71 entregadas y 21 más en proceso. El único requisito es que la comunidad realmente lo necesite”, explica.
Cada estufa tarda en promedio dos días y medio en ser construida por un soldado. El trabajo se realiza en condiciones complejas: zonas con presencia de artefactos explosivos, caminos de trocha, transporte en mula y escasa infraestructura. Sin embargo, la colaboración activa de los campesinos ha sido clave para superar los desafíos logísticos.
Impacto ambiental y humano
Estas cocinas reducen el consumo de leña, mejoran la salud respiratoria de las familias y disminuyen la presión sobre los ecosistemas locales. Pero también representan algo más profundo: una forma de devolver dignidad a comunidades que han vivido entre el miedo y el abandono.
Confianza que se construye ladrillo a ladrillo
Esta labor humanitaria fortalece el vínculo entre la institucionalidad y la población civil, promoviendo desarrollo sostenible en territorios donde la presencia del Estado se traduce en esperanza. “Donde antes había minas, hoy hay fuego digno. Y eso transforma”, podría ser el cierre de una cápsula visual que movilice apoyo y reconocimiento.