La pesadilla de la familia de Lyan José Hortúa no terminó con su liberación. En una revelación estremecedora, sus allegados denunciaron que fueron forzados a pagar un rescate para recuperar al menor, convirtiendo su caso en un claro episodio de extorsión.
Según los testimonios, la entrega de Lyan José no fue un acto de benevolencia, sino la conclusión de un cruel chantaje que sometió a la familia a una presión insoportable. La incertidumbre, el miedo y la desesperación marcaron los días previos a su liberación, mientras los captores imponían sus condiciones.
El silencio de las autoridades sobre el pago del rescate ha aumentado la indignación ciudadana, que exige respuestas y justicia. La familia, devastada pero determinada, demanda que el caso no quede en la impunidad y que se tomen medidas contundentes contra quienes lucran con el dolor ajeno.
Por ahora, el país aguarda un pronunciamiento oficial, mientras el caso de Lyan José se convierte en un símbolo de lucha contra la impunidad en los crímenes de secuestro.
Adicionalmente, la Defensora del Pueblo, Iris Marín, respecto a la liberación del niño Lyan Hortúa, confirmó que el menor fue entregado a la Defensoría del Pueblo y a su familia en buenas condiciones de salud, aunque sfue sometido a exámenes médicos para garantizar su bienestar. En su declaración, hizo un llamado a los grupos armados para que respeten el derecho internacional humanitario y mantengan a los niños fuera del conflicto.
Además, reiteró que la Defensoría del Pueblo no tuvo conocimiento de ningún pago por la liberación del menor y que su institución no participó en ninguna mediación de ese tipo. La funcionaria enfatizó que la liberación de Lyan no debe opacar el papel de la sociedad civil y de las instituciones que exigieron su libertad.