La Corporación Autónoma Regional para la Defensa de la Meseta de Bucaramanga (CDMB) ha enfatizado la importancia de proteger la fauna silvestre y combatir la desinformación en torno a la fiebre amarilla. A través de un comunicado, la entidad recordó que los monos no son transmisores del virus, sino que, por el contrario, actúan como centinelas que alertan sobre su posible presencia en la región.
Los monos: indicadores clave en la vigilancia epidemiológica
La fiebre amarilla es una enfermedad viral transmitida por la picadura de mosquitos infectados, principalmente los géneros Haemagogus y Sabethes en zonas rurales, y Aedes en áreas urbanas. Según expertos de la CDMB, los monos aulladores pueden contraer el virus y, al presentar síntomas o morir repentinamente, se convierten en un indicador temprano para que las autoridades tomen medidas de prevención.
«Si vemos un mono muerto, lejos de culparlo, debemos entender que nos está dando una señal de alarma», explicó Fabián Andrés Córdoba Hernández, médico veterinario adscrito a la Subdirección de Seguimiento y Control (SEYCA) de la CDMB.
Ante el riesgo de circulación del virus en zonas selváticas y rurales, la CDMB insta a la ciudadanía a actuar con responsabilidad y reportar cualquier hallazgo de monos enfermos o fallecidos. Para ello, se recomienda:
• No tocar ni mover el cuerpo del animal.
• Informar a las autoridades ambientales o de salud.
• Proteger el cuerpo del animal para evitar ataques de depredadores.
• Evitar la difusión de rumores que puedan incitar a la caza o al maltrato.
Las autoridades competentes se encargarán de recoger los ejemplares, realizar necropsias y analizar muestras en laboratorio para determinar la causa del fallecimiento.
Medidas de prevención contra la fiebre amarilla
Para reducir el riesgo de contagio, la CDMB recomienda a la población vacunarse contra la fiebre amarilla, usar ropa que cubra la piel en zonas selváticas, aplicar repelente y eliminar criaderos de mosquitos.
Además, la entidad trabaja en coordinación con las secretarías de salud para fortalecer acciones de control epidemiológico y sensibilización comunitaria.
«Los monos no son transmisores, son centinelas. Su protección es clave para la conservación de la biodiversidad y la salud pública», concluyó Córdoba Hernández.