Después del bloqueo en la emblemática Puerta del Sol por parte de la Asociación de Bares y Discotecas del sector de cabecera a “espaldas” de la comunidad, que exigían al alcalde de Bucaramanga, extender hasta las 4:00 de la mañana el horario de rumba, vecinos y Junta Administradora Local rechazan, y también se preguntan por soluciones para problemas antiguos: ruido, ventas ambulantes, comercialización de estupefacientes, inseguridad, movilidad vial, etc, etc, etc.
La Junta Administradora Local de la Comuna 12 manifestó su rechazo al acuerdo realizado entre la Alcaldía de Bucaramanga y la Asociación de Bares y Discotecas del sector de cabecera argumentando que no es posible que luego de bloquear el tráfico por 4 horas de tan importante vía que comunica al Sur – con el norte de Bucaramanga, la Alcaldía los premie permitiéndoles la ampliación del horario de rumba sin haber cumplido acuerdos dados en reuniones anteriores como: insonorización de los locales, seguridad, salidas de emergencia, movilidad de la zona, venta y consumo de estupefacientes y licor en cercanía de sus locales, recolección correcta de desperdicios, etc.
El vecindario del sector de Cabecera considera inconveniente la extensión del horario y la cobertura ya que la afectación ha sido continua y las medidas que deben tomar dichos establecimientos para evitar todos los problemas ocasionados a la comunidad hasta la fecha no se han realizado.
Por tal motivo conminan a la Alcaldía a realizar los controles que debe hacer para que todos los establecimientos cumplan con la normativa vigente y no sigan afectando la tranquilidad de las familias residentes en el sector.
José Alfredo Vega, edil y presidente de la Junta Administradora Local de la comuna 12, afirma que no es necesario ser un gran conocedor del sector para ver lo que ocurre durante las noches, especialmente del fin de semana: donde se convive con la venta de alucinógenos junto a otras realidades donde quedan preguntas sobre el bienestar de los involucrados y del vecindario.
Según vecinos de sectores aledaños, donde hay aún quedan viviendas residenciales, a estas situaciones se suma un ruido permanente que obliga a muchos a abandonar sus apartamentos durante el fin de semana y a llamar en oportunidades repetidas, a las autoridades, sin que un cambio profundo se produzca. Según los administradores de varios edificios que prefieren mantener su identidad en reserva “por motivos de seguridad”, dicen.