El mundo católico atraviesa un momento de transición tras la muerte del papa Francisco el pasado 21 de abril, un día después de la Pascua. A los 88 años, el primer pontífice latinoamericano dejó un legado marcado por su enfoque reformista y su compromiso con los más vulnerables. Con su funeral y los nueve días de luto conocidos como los Novendiales que terminaron este domingo 4 de mayo, el Vaticano se alista para la elección de su sucesor.
La selección del próximo líder de la Iglesia católica se llevará a cabo mediante el cónclave, una reunión estrictamente secreta en la que participarán los cardenales menores de 80 años. De los 252 cardenales vivos, 135 tienen derecho a voto, la mayoría de ellos designados durante el pontificado de Francisco.
Según las reglas establecidas por el Vaticano, el cónclave debe comenzar entre 15 y 20 días después del fallecimiento del pontífice, una vez concluyan las ceremonias solemnes en la Santa Sede. En su más reciente reunión en Ciudad del Vaticano, los cardenales decidieron que el cónclave iniciará el miércoles 7 de mayo. A partir de ese día, cada cardenal escribirá en una papeleta el nombre de quien considere más apto para asumir el nuevo pontificado y liderar a más de 1.400 millones de fieles en todo el mundo.
Así funcionará el cónclave
El procedimiento se llevará a cabo en la Capilla Sixtina, cerrada herméticamente para garantizar la confidencialidad absoluta. Los cardenales jurarán mantener el secreto y realizarán hasta cuatro rondas de votación diarias. Para que un nuevo papa sea elegido, es necesario alcanzar una mayoría de dos tercios de los votos. Mientras no se llegue a un consenso, se emitirá humo negro desde la chimenea de la Capilla Sixtina; el humo blanco anunciará finalmente la elección del nuevo líder de la Iglesia católica.
Aunque históricamente algunos cónclaves se han extendido por meses, en tiempos modernos el proceso suele resolverse en pocos días. La elección de Francisco en 2013, por ejemplo, se concretó en apenas dos jornadas.
Con el funeral de Francisco y los rituales de luto en marcha, el mundo católico se prepara para un momento crucial: la elección de un nuevo papa que marcará el rumbo de la Iglesia en los próximos años.