Nuevamente el presente y el futuro de Metrolínea fue tema de debate en el Concejo de Bucaramanga. En esta oportunidad el debate se centró en la siguiente inquietud: ¿se liquidará o no el ente gestor?.
«¿Se liquida Metrolínea? solo hay dos respuestas: sí o no. Y si la respuesta es SI ¿qué va a pasar con los acreedores? Aquí hay muchas preguntas sin responder», manifestó la concejal Marina de Jesús Arévalo.
En ese mismo sentido se pronunciaron los representantes del Sindicato Nacional de Trabajadores del Transporte quienes hicieron referencia a la preocupación de los empleados del Sistema de Transporte, quienes ven en riesgo su trabajo de años.
Las preguntas afloraron de todos los sectores, en especial, por la serie de inversiones que la Alcaldía de la hace al ente gestor y no se ven resultados positivos para mejorar el servicio de Metrolínea.
«A Metrolínea se le invirtieron 50 mil millones de pesos más, de la plata del municipio, aun cuando se sabía que es un sistema moribundo. ¿En qué se gastaron esa plata? Los mayores afectados con todo esto son los ciudadanos», precisó el concejal Andrés Beltrán.
Como se recordará, la deuda de Metrolínea asciende a $ 300.000 millones. $149.000 millones corresponden a la fallida construcción del portal de ‘Papi Quiero Piña’ en Floridablanca. Más los cerca de $111.000 millones que se le deben con el concesionario Movilizamos.
El Concejal Antonio Sanabria fue más atrás al advertir que «Aquí también tiene responsabilidad la Universidad Industrial de Santander que fue la que hizo los estudios de movilidad de Metrolínea. El sistema nunca debió comenzar desde la Quebradaseca sino desde el Norte».
«Nosotros tenemos un problema de integración, por eso proponemos un Concejo Metropolitano que reúna a los cabildos de todos los municipios y se toque el tema Metrolínea. La gente está cansada de la desarticulación». agregaron los cabildantes Carlos Parra y Danovis Lozano.
Este debate se da en momentos en que la Superintendencia de Transporte le solicitó a Metrolínea un plan de acción ante el fracaso en las negociaciones con los acreedores. De ahí la constante preocupación de trabajadores, transportadores y usuarios.