Los días 28 y 29 de mayo, el Sindicato de Educadores de Santander (SES) y la CUT regional han convocado a un paro nacional de 48 horas, en el que se suspenderán las clases en colegios públicos y se realizarán movilizaciones en distintos municipios, incluyendo Bucaramanga, Barrancabermeja y Socorro.
Esta jornada de protesta busca defender derechos fundamentales y visibilizar exigencias clave, entre ellas:
– Un sistema de salud digno y eficiente para el magisterio.
– Una reforma educativa que fortalezca el Sistema General de Participaciones.
– Mejoras en las condiciones laborales de los trabajadores.
Las marchas y concentraciones se llevarán a cabo en puntos estratégicos de cada ciudad, con el propósito de generar un llamado de atención sobre la necesidad de garantizar educación, salud y derechos laborales de calidad.
Se recomienda a la comunidad estar atenta a los puntos de encuentro y las medidas tomadas por las autoridades para el desarrollo de esta jornada.
El paro nacional del 28 y 29 de mayo ha sido convocado por las centrales obreras, incluyendo la CUT, en respuesta a la decisión del Congreso de hundir la consulta popular propuesta por el Gobierno.
Las principales razones detrás de esta movilización son:
– Exigir la aprobación de la consulta popular, que busca reformas en salud, educación y derechos laborales.
– Respaldar las reformas sociales impulsadas por el presidente Gustavo Petro.
– Denunciar el bloqueo de cambios estructurales por parte de sectores políticos tradicionales.
– Rechazar la postura del Congreso, que ha impedido avances en derechos laborales, pensionales y educativos.
Además de la suspensión de actividades, se esperan marchas masivas en ciudades como Bogotá, Medellín, Cali y Barranquilla, así como cacerolazos y caravanas en distintos puntos del país.
El paro nacional de 48 horas no solo afecta el desarrollo académico de los estudiantes, sino que también genera dificultades para miles de padres y cuidadores que, al no poder enviar a sus hijos a los colegios, se ven obligados a dejarlos solos en casa.
Para muchas familias, esta situación representa un dilema, ya que deben equilibrar sus responsabilidades laborales con la seguridad y bienestar de sus hijos. La educación, como derecho fundamental, garantiza no solo el aprendizaje, sino también un espacio seguro para los menores durante el día, por lo que la suspensión de clases expone a algunas familias a riesgos adicionales y desafíos logísticos significativos.