Las festividades decembrinas suelen ir acompañadas de comidas ricas en grasas, azúcares y sal, así como un incremento en el consumo de alcohol y tabaco. Estos cambios en los hábitos pueden tener un impacto directo en la salud, especialmente en personas con enfermedades de base como hipertensión, diabetes o colesterol elevado, factores de riesgo conocidos para un ataque cerebrovascular (ACV).
Así lo afirmó el médico Tony Álvarez Guzmán, neurólogo líder del Centro de Excelencia en ACV del HIC, «en nuestra experiencia, hemos identificado que muchos pacientes dejan de consultar o descuidan sus controles médicos durante diciembre. Esto se agrava con la interrupción de la actividad física y el consumo desmedido de alimentos no saludables. Como consecuencia, aumenta los factores de riesgo de sufrir un accidente cerebrovascular”.
De acuerdo con el especialista, esto se refleja en las estadísticas de enero de cada año, cuando se evidencia un incremento del 20% de casos de pacientes que consultan por síntomas de un ataque cerebrovascular.
“Lo preocupante de este aumento es que, por temor a ser hospitalizados durante las festividades, muchas personas evitan consultar a tiempo. Esto retrasa la atención en las primeras horas de los síntomas, lo que incrementa el riesgo de secuelas graves e incluso la muerte”, agregó el Dr. Álvarez.
“La recomendación es que los pacientes continúen con sus tratamientos, cumplan con la medicación indicada, eviten o reduzcan el consumo de alcohol y mantengan una alimentación equilibrada. Controlar los excesos es crucial no solo para prevenir un ACV sino también otras enfermedades relacionadas”, señaló el especialista.
La enfermedad cerebrovascular es la segunda causa de mortalidad en el mundo y la primera causa de discapacidad en pacientes adultos, por lo que es fundamental mantener hábitos saludables y seguir los cuidados necesarios.
Los síntomas más comunes de un ACV se pueden identificar fácilmente a través de la mnemotecnia CORRE: Cara torcida o desviada de repente, Ojo, por problemas de visión, Rápida pérdida de fuerza o debilidad en el cuerpo, Raro al hablar o dificultad para comunicarse, y Equilibrio alterado. Si presenta uno o más signos de alarma es importante acudir a un centro especializado en la atención, diagnóstico y tratamiento de esta patología.
En Santander, el HIC en Piedecuesta cuenta con el Centro de Excelencia en ACV, recientemente re-certificado como centro avanzado por la World Stroke Organization (WSO) y la Sociedad Iberoamericana de Enfermedades Cerebrovasculares, lo que reafirma su compromiso con la atención de la más alta calidad en estos casos.
La decisión de a dónde ir ante los síntomas de un ACV puede ser determinante. Aunque la opción más cercana puede parecer la más conveniente, no siempre es la mejor. El tiempo es clave, pero también lo es contar con profesionales capacitados y la tecnología adecuada para enfrentar cualquier eventualidad.